[size=10] A mi niña Paloma Apenas te imagino, niña Paloma. Niña a la que no pude mecer su cuna, ni descifrar sus desvelos o besar su frente, iluminarme con su sonrisa de oro y sus destellos. ¡Niña Paloma! Quisiera ser el viento a favor que eleve tu vuelo, la nube que te cubra si te asalta el miedo, la estrella que detenga el filo que te hiera la palabra concisa, que devele un misterio. Enroscarme en el aire, si sopla a contramano queriendo convocarte hacia la oscuridad, hacia el lamento. Quisiera ser tu manantial y tu desierto, la levadura de tu pan, la vianda de tu aliento. El brillo de tu luna, tu error, tu acierto. Si un día tuvieras hambre de palabras quisiera romper la huelga, llenar la ausencia, tapando cada agujero de tu alma. Encordelar el potro de todas tus tristezas para que nada te arrastre, hacia la mansedumbre, ni al despecho. Quisiera volverme olivo, senda de caramelo, almíbar de tu voz, brisa de lluvia guía de tu paso firme, al rozar tu suelo. Mi niña Paloma, crece, agita tu vuelo que mis latidos te siguen hasta en la ausencia. ¡Enciéndanse tus soles, dancen luceros cuando tus alas vuelen libres, hacia el tiempo! Tal vez ,entonces, ya pueda conocerte… Nechi Dorado © Autora del libro de cuentos y relatos con contenido social "Destapando el silencio". Editorial Amau
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