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Estaba la Sra. Stuart en su granja recogiendo la cosecha de algodón con su cesto en la mano, vestida con un vestido confeccionado por sus propias manos de varios colores y floreado, con un pañuelo en la cabeza y unos viejos zapatos, cuando dos palomos se acercaron a la rama de un árbol en dónde anidaban en el buen tiempo todos los años, se disponía a realizar las labores del campo cuando de pronto se empezó a escuchar un sonido el cual se acercaba poco a poco aquel lugar. Las vacas pastaban tranquilamente en los pastos cuando oscurecía el día e inquietas por este misterioso ruido, y agitadas se volvieron a su establo, en donde la Sra. Stuart a su llegada las acariciaba el lomo para tranquilizarlas. Por una pequeña ventana que había en el establo se dispuso a mirar por ella, cuando a lo lejos se veía una maquina no muy grande de hierro y con ruedas. Sin saber lo que era esperó a que llegara pacientemente, cuando a unos metros ya vio sentado a su esposo en aquella infernal máquina en el cual soltaba sonidos como si fueran varios cuchillos afilándose a la vez, por un momento estupefacta y asombrada salió del establo y alzando los brazos le preguntó a su marido, ¿qué es eso que has comprado?, ¿a por eso has ido al pueblo?, ¿qué es esa máquina?, el Sr. Stuart respondió, es una trilladora para la tierra del campo y la función es separar la paja del grano para así facilitarme el trabajo.