Cuando sobra cada paso hacia el pasado,
echo en falta lo que yo más necesito:
encontrarme frente a tu corazón,
y atraparle con un lazo de mis gritos.
Ello expía cada parte de este tiempo
que tardamos en querernos mutuamente.

En el hueco de mi pérfida pasión,
aún conservo esa rosa que perdida
de motivos por vivir, sobrevivió.
Esa rosa que nació de tus pupilas,
y que clava cada espina en mi razón
cuando intento despegarte de mi mente.

Te amaré hasta mi último presente,
cada palmo de existencia en esta vida.
Tu amistad irá conmigo y más allá,
desde el rastro que genera este momento,
hasta la última acepción de eternidad.
Y aunque el brillo inalcanzable de tu estrella
algún día alcanzaré, nunca te olvides de mí,
pues nunca te olvidaré.


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