Capitulo 1
Los gritos
podían oírse desde la sala de espera.
Al menos eso
es lo que me contaron, porque a decir verdad, yo no podía escuchar nada.
Nada, más
que la sangre corriendo dentro de mí. Fluyendo sin parar, como un torrente
caliente, urgente.
Juro que
podía sentirla en mis oídos, transcurrir a chorros, como un rio lleno de
fuerza. Y eso, para que engañarlos, me desestabilizaba aun más.
Había sangre
también fuera de mi cuerpo,
Y me
pertenecía.
Aunque ahora,
esa sangre también era asunto de dos oficiales que me acompañaban, un perito
que examinaba la escena y media docena de periodistas de cuarta, que pujaban
por entrar a mí estudio y retratar mi desgracia.
El golpe, la
piña, el puño que expulso mi sangre, fue un golpe certero, duro, bien asestado.
Como salido de una de esas películas de box donde el nocaut es mostrado en
cámara lenta y todos podemos sentir el dolor de esa cara que se contorsiona.
Es gracioso,
vera. Apenas me la dieron, tuve una sensación fría en mi nariz, estaba congelada
como nunca, y luego, cuando la sangre
comenzó a brotar, todo era calor, hervor, ebullición.
Un calor que
raspaba, molestaba. Todo me dolía aun más…
En realidad,
la historia carece de humor práctico, es más bien patética, penosa, soy
consciente de ello…
Déjeme
entonces reformular, esta historia tiene mucho de humor
Negro.
Danilo Gatti http://www.unfrioyrotoaleluya.blogspot.com
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